Riesgo De Cáncer Esofágico, Gástrico Y Colorrectal Por Actividad Laboral

Riesgo De Cáncer Esofágico, Gástrico Y Colorrectal Por Actividad Laboral

Los casos de cáncer de todo tipo se han incrementado conforme avanza la industrialización de la vida. Diferentes estudios científicos han hecho un esfuerzo por identificar si la actividad laboral puede representar un riesgo para sufrir cáncer esofágico, gástrico y colorrectal.

El cáncer de esófago se ha relacionado con el tetracloroetileno para lavado en seco, así como en la industria del caucho y del humo negro al manejar ácido sulfúrico para productos de limpieza y en la industria petroquímica. También son riesgosos los hidrocarburos policíclicos en la industria de la combustión y el polvo de sílice cristalina, conocida como cuarzo en la industria de la extracción[1].

El cáncer de estómago se vincula a la exposición de componentes de petróleo, carbón y alquitrán; a sustancias que se producen durante la fabricación de caucho y la extracción minera; y a la forma tóxica del cromo para galvanización, soldadura de acero inoxidable, pigmentos y colorantes, revestimiento de superficies y para el curtido de cuero[2]. Asimismo, el cáncer gástrico se ha vinculado con el uso de plaguicidas.

Un estudio canadiense observó un riesgo excesivo de cáncer de colon en una serie de ocupaciones e industrias, particularmente en aquellas con baja actividad física y con exposición a asbesto para hacer material de construcción, polvo de madera, escape de motores o con emisión de diésel y amoniaco[3].

Los agrotóxicos como fertilizantes, herbicidas y plaguicidas de grado tóxico fabricados de forma sintética con sustancias químicas para matar insectos, malezas y hongos que afectan a los cultivos, han sido reconocidos como potencialmente cancerígenos por la Organización Mundial de la Salud, entre ellos el glifosato.

El glifosato es un herbicida conocido por RoundUp yutilizado ampliamente en México y el mundo. El grado de exposición alcanza una toxicidad que parece dañar el ADN y los cromosomas de células humanas, de ahí el riesgo cancerígeno. Cabe señalar que hay estudios con mayor grado de cautela que atribuyen más el riesgo al tiempo de exposición que al producto[4]. Para personas con alguna predisposición al cáncer, es necesario informarse sobre el tipo de sustancias manejadas en el trabajo, el grado de exposición, el tipo de exposición corporal, es decir, si es cutánea, en tejidos o aspirada, y todas las medidas de advertencia y precaución, así como el cumplimiento de la normatividad vigente sobre salud por tipo de trabajo[5].  


[1] Santibáñez M., Alguacil J., 2020, Cancers of the Gastrointestinal Tract (Esophageal, Gastric, and Colorectal Cancer) Occupational Cancers pp. 107-123. 

[2] Science for a healthy California, Efectos del Cromo Hexavalente Sobre la Salud.

[3] Fang Raymond et al, 2011, Identification of Occupational Cancer Risks in British Columbia, Canada: A Population-Based Case—Control Study of 1,155 Cases of Colon CancerInt. J. Environ. Res. Public Health 2011, 8(10), 3821-3843; https://doi.org/10.3390/ijerph8103821.

[4] Ward Elizabeth M, 2017, Glyphosate Use and Cancer Incidence in the Agricultural Health Study: An Epidemiologic Perspective JNCI: Journal of the National Cancer Institute, Volume 110, Issue 5, May 2018, Pages 446–447, https://doi.org/10.1093/jnci/djx247.

[5] World J Gastroenterol, 2014, Epidemiological transition of colorectal cancer in developing countries: Environmental factors, molecular pathways, and opportunities for prevention May 28, 2014; 20(20): 6055-6072, Published online May 28, 2014. doi: 10.3748/wjg.v20.i20.6055.

Mitos Y Realidades: Riesgo De Cáncer Esofágico, Gástrico Y Colorrectal Por Actividad Laboral

1. Falso: Enviar la ropa a la tintorería es un riesgo de cáncer gástrico.

El tetracloroetileno es una sustancia química usada para lavado en seco y como desengrasante de metales, pero solo una exposición a concentraciones muy altas puede producir mareos, náuseas, dolores de cabeza, somnolencia, confusión o incluso la muerte. Un nivel alto de exposición directa con el producto se relaciona con cáncer gástrico y esofágico.

2. Verdadero. La exposición continua en la fabricación de caucho es riesgo de cáncer de esófago.

Las nitrosaminas presentes en el caucho también lo están en los procesos de vulcanización y en los residuos de material quemado, y pueden contaminar casi por cualquier vía.

3. Falso. Usar relojes de cuarzo es un riesgo de cáncer de estómago.

El polvo de sílice cristalina, conocida como cuarzo, es más tóxico que el carbón y es un componente de varias rocas y piedras que al extraerse generan un polvo tóxico, aspirado por personas involucradas en su proceso de extracción. Lo peligroso es el polvo, pero una vez pulido es inocuo.

4. Verdadero. La exposición al asbesto industrial está relacionado con cáncer esofágico, gástrico y colorrectal.

El uso industrial de asbesto para fabricar material de construcción, así como frenos para automóviles y materiales para resistir tanto el calor como la corrosión, está relacionado con los tres tipos de cáncer, sin embargo, aún es incierto si solo la cercanía con estos materiales puede ser riesgoso.

5. Verdadero. El glifosato utilizado como herbicida en la siembra ha sido reconocido como cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud.

El glifosato se utiliza de forma común para la siembra de semillas transgénicas como la soya y el maíz, y también para terminar con maleza indeseable en jardines y plantaciones. No obstante, ya se han documentado casos de algunos tipos de cáncer, aunque continúan las investigaciones, ya que la OMS encontró daños en el ADN y los cromosomas de células humanas por su exposición al glifosato.

Sedentarismo, Obesidad Y Cáncer

En 2014, la Organización Mundial de la Salud (OMS) mencionó que 600 millones de personas adultas de diversos países fueron clasificados con obesidad en todo el mundo, siendo un aumento del doble desde hace 40 años (1980). El consumo excesivo de calorías de manera crónica en conjunto con conductas sedentarias al permanecer sentado por tiempo prolongado, son dos de los factores de estilo de vida que se relacionan con la obesidad, actividades que también son comunes en la sociedad moderna.

De acuerdo a la Sociedad Americana de Cáncer, la obesidad ha sido asociada con el incremento de la mortalidad de algunos tipo de cáncer: colon, mama (en mujeres en la postmenopausia), endometrio, riñón, esófago, gástrico (cardias), páncreas, próstata, vesícula biliar y de hígado. En personas de Estados Unidos, el total de muertes por cáncer del 14% en hombres 1 y del 22% en mujeres fueron atribuidos a la obesidad y al exceso de peso.

Mito o realidad

Falso. La obesidad es un factor de riesgo para el desarrollo de todos los tipos de cáncer.

De acuerdo a la Sociedad Americana de Cáncer, la obesidad ha sido asociada con el incremento de la mortalidad de algunos tipo de cáncer: colon, mama (en mujeres en la postmenopausia), endometrio, riñón, esófago, gástrico (cardias), páncreas, próstata, vesícula biliar y de hígado.

Fuente: Patel, M. S. and Harris, R. A. (2015) Metabolic Regulation, Encyclopedia of Cell Biology. doi: 10.1016/B978-0-12-394447-4.10034-3 / Anand, P., Kunnumakara, A. B., Sundaram, C., Harikumar, K. B., Tharakan, S. T., Lai, O. S., y otros. (2008). Cancer is a Preventable Disease that Requires Major Lifestyle Changes . Pharmaceutical Research , 25 (9), 2097-2116

Obesidad y daño metabólico como factores de riesgo para desarrollar cáncer  

Existe una fuerte evidencia científica de que la obesidad incrementa el riesgo de cáncer colorrectal, esófago, páncreas, hígado, mama (postmenopausia), endometrio y riñón. Para cáncer colorrectal se detectó que un índice de masa corporal (IMC) por arriba de 27 kg/m2 (clasificación de sobrepeso) incrementa el riesgo de desarrollarlo.

La resistencia a la insulina (que puede ocasionar diabetes tipo 2), es una adaptación metabólica al aumento de ácidos grasos libres liberados por el tejido adiposo a nivel de cintura (obesidad centralizada); lo que ocasionará un exceso en la liberación de insulina por el páncreas para contrarrestar el daño. Existe evidencia de que la hiperinsulinemia crónica aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de colon y endometrio, y muy probablemente, páncreas y riñón.

Mito o realidad

Falso. Solo las personas con obesidad tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer colorrectal.

De acuerdo a la evidencia científica, tener sobrepeso también incrementa el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal a partir de un índice de masa corporal de 27 kg/m2.

Mito o realidad

Realidad. La mala utilización de la insulina por el organismo (tal como sucede en diabetes tipo 2), se relaciona con cáncer.

Diversos estudios han mostrado la relación entre la hiperinsulinemia (ocasionada con un desajuste metabólico) y el cáncer de colon, endometrio y probablemente riñón y páncreas.

Fuente: Anand, P., Kunnumakara, A. B., Sundaram, C., Harikumar, K. B., Tharakan, S. T., Lai, O. S., y otros. (2008). Cancer is a Preventable Disease that Requires Major Lifestyle Changes . Pharmaceutical Research , 25 (9), 2097-2116 / Calle, E. E., & Kaaks, R. (2004). Overweight, obesity and cancer: epidemiological evidence and proposed mechanisms. Nature Reviews Cancer , 4, 579-591.

Relación del sedentarismo y la obesidad

En un estudio donde se monitoreó la actividad física y el tiempo de permanecer sentados de 9,709 personas adultas, se reportó que quienes estuvieron sentados por 8 horas o más, tuvieron 62% más probabilidades de presentar obesidad en comparación con el grupo de referencia que pasó menos de 4 horas sentados durante el día.

Por otra parte, en un estudio realizado por la Universidad de Texas, donde se incluyó a 11,268 personas adultas de origen mexicano, se encontró que las personas que permanecen sentadas de 3 a 4 horas al día tuvieron mayor probabilidad de padecer obesidad que aquellas que permanecieron sentadas de 1 a 2 horas al día.

Al comparar datos de 2006 y 2015 en personas adultas de 20 a 69 años de edad de México, se encontró un aumento del 8% de personas que pasan más de 420 minutos al día en una posición sentada. Además, se reportó una asociación entre los participantes que estuvieron más tiempo sentados con una mayor prevalencia de sobrepeso y obesidad, así como altas concentraciones de glucosa en la sangre.

Mito o realidad

Realidad. Permanecer más de 3 horas seguidas en una posición sentada en el trabajo, puede considerarse un factor de riesgo para el desarrollo de obesidad.

Las personas que permanecen más de 3 horas seguidas frente a una computadora o mostrador, ya sea paradas o sentadas, tienen mayor probabilidad de desarrollar obesidad en comparación con quienes suelen romper esa rutina cada 2 horas por lo menos.

Fuente: Bullock, V. E. et al. (2017) ‘Sitting time and obesity in a sample of adults from Europe and the USA’, Annals of Human Biology, 44(3), pp. 230–236. doi: 10.1080/03014460.2016.1232749 / De Heer, H. D. et al. (2012) Sitting time and health outcomes among Mexican origin adults: obesity as a mediator, BMC Public Health. doi: 10.1186/1471-2458-12-896 / Medina, C. et al. (2017) ‘Evidence of increasing sedentarism in Mexico City during the last decade: Sitting time prevalence, trends, and associations with obesity and diabetes’, PLoS ONE, 12(12). doi: 10.1371/journal.pone.0188518 

Reducción del riesgo a la salud ocasionado por estar sentado o sentada por tiempo prolongado a lo largo del día

Para reducir el deterioro a la salud de una persona, ocasionado por largos periodos de estar sentada, hay 2 formas de hacerlo:

  • Realizar actividad física de moderada a vigorosa diariamente de 60 a 75 minutos. Esto ha demostrado reducir el riesgo de mortalidad, incluso si se está en posición sentada más de 8 horas diarias.
  • Interrumpir la conducta sedentaria cada 2 a 3 horas durante el día. Por ejemplo: si se trabaja de 9:00 am a 5:00 pm en un trabajo que implique permanecer frente a la computadora, escritorio o postrados con movimiento mínimos, se recomienda interrumpir cada 2 o 3 horas y realizar una actividad que involucre moverse para aumentar la frecuencia cardiaca, es decir: programas una pausa laboral de 5 minutos a las 11:00 am, a la 1:00 pm, a las 3:00 pm y a las 5:00 pm.

Mito o realidad

Falso. En el trabajo diario frente a computadora, escritorio o mostrador, solo hacer ejercicio de intensidad moderada durante 60 minutos, reduce los daños a la salud.

Para reducir el deterioro a la salud de una persona, ocasionado por largos periodos de estar sentada, además de realizar actividad física de moderada a intensa de 60 a 75 minutos, se puede interrumpir la conducta sedentaria cada 2 o 3 horas durante el día con una rutina que eleve la frecuencia cardíaca.

Fuente. Ekelund, U. et al. (2016) ‘Articles Does physical activity attenuate, or even eliminate, the detrimental association of sitting time with mortality? A harmonised meta-analysis of data from more than 1 million men and women’, The Lancet, 388, pp. 1302–1310. doi: 10.1016/S0140-6736(16)30370-1.

Pausa laboral para prevenir daños a la salud

¿Qué hacer durante la pausa laboral para interrumpir el sedentarismo?  Recomendaciones como levantarse, ir por agua y caminar, entre otras, son estrategias poco claras, por lo que se ha diseñado una estrategia para realizar en el mismo lugar de trabajo, con un circuito de fuerza-resistencia de 5 ejercicios con una duración exacta de 5 minutos. Si se realiza diariamente, esto será suficiente como para interrumpir el sedentarismo por permanecer sentado por tiempos prolongados, que formará parte de las estrategias contra el sobrepeso, la obesidad, los daños metabólicos e incluso el riesgo en el desarrollo de algunos tipos de cáncer, incluido el de colon y recto.

Mitos Y Realidades: Sedentarismo Y Su Relación Con El Riesgo De Cáncer

1. Falso. La obesidad es un factor de riesgo para el desarrollo de todos los tipos de cáncer.

De acuerdo a la Sociedad Americana de Cáncer, la obesidad ha sido asociada con el incremento de la mortalidad de algunos tipo de cáncer: colon, mama (en mujeres en la postmenopausia), endometrio, riñón, esófago, gástrico (cardias), páncreas, próstata, vesícula biliar y de hígado.

2. Falso. Solo las personas con obesidad tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer colorrectal.

De acuerdo a la evidencia científica, tener sobrepeso también incrementa el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal a partir de un índice de masa corporal de 27 kg/m2.

3. Realidad. La mala utilización de la insulina por el organismo (tal como sucede en diabetes tipo 2), se relaciona con cáncer.

Diversos estudios han mostrado la relación entre la hiperinsulinemia (ocasionada con un desajuste metabólico) y el cáncer de colon, endometrio y probablemente riñón y páncreas.

4. Realidad. Permanecer más de 3 horas seguidas en una posición sentada en el trabajo, puede considerarse un factor de riesgo para el desarrollo de obesidad.

Las personas que permanecen más de 3 horas seguidas frente a una computadora o mostrador, ya sea paradas o sentadas, tienen mayor probabilidad de desarrollar obesidad en comparación con quienes suelen romper esa rutina cada 2 horas por lo menos.

5. Falso. En el trabajo diario frente a una computadora, escritorio o mostrador, solo hacer ejercicio de intensidad moderada durante 60 minutos, reduce los daños a la salud.

Para reducir el deterioro a la salud de una persona, ocasionado por largos periodos de estar sentada, además de realizar actividad física de moderada a intensa de 60 a 75 minutos, se puede interrumpir la conducta sedentaria cada 2 o 3 horas durante el día con una rutina que eleve la frecuencia cardíaca.

Cáncer Colorrectal

El cáncer colorrectal es el tercer cáncer más común en el mundo y la cuarta causa más común de muerte por cáncer. A nivel mundial es el tercer tipo de cáncer más común en hombres y el segundo en mujeres. Anualmente causa cerca de 694,000 muertes en todo el mundo (WCRF/AICR, 2018). La tendencia de alza de cáncer colorrectal en población joven se ha asociado al cambio en estilos de vida, particularmente al exceso de peso, el cual es el principal factor de riesgo de la enfermedad. Otros factores incluyen: una dieta alta en carnes rojas o procesadas y una dieta baja en fibra, vegetales y frutas, inactividad física, consumo de alcohol y tabaquismo (Fardet et al., 2017), (Joshi et al., 2015). El tamizaje del cáncer colorrectal es el proceso temprano de detección en estadio temprano y lesiones precancerosas en personas asintomáticas sin antecedentes de cáncer o lesiones precancerosas. Su objetivo es la reducción en la incidencia y en la mortalidad del cáncer colorrectal (Rex, et al., 2017). De acuerdo a la Sociedad Americana de Cáncer, si el cáncer colorrectal se diagnostica en una etapa temprana, la tasa de superviviencia es mayor al 90% (Hamzahzadeh, et al., 2017). Las y los profesionales de la salud son un elemento clave para un diagnóstico oportuno, mediante la identificación de síntomas certeros. Se aplicó el cuestionario a un grupo de nutriólogas y profesionales de la salud que cursan la oferta educativa en COA Nutrición.

Preguntas

Respuestas

1. Elige la prueba “estándar de oro” para el diagnóstico oportuno de cáncer colorrectal. a) Test para determinar sangre oculta en heces b) Prueba inmunoquímica fecal c) Colonoscopia d) Sigmoidoscopia flexible

c) Colonoscopia

2. Prueba no invasiva que utiliza anticuerpos para detectar sangre en heces, no reacciona de forma cruzada con carnes dietéticas. a) Test para determinar sangre oculta en heces b) Prueba inmunoquímica fecal c) Colonoscopia d) Sigmoidoscopia flexible

b) Prueba inmunoquímica fecal

3. Edad sugerida para comenzar con la realización de pruebas de riesgo de cáncer colo-rrectal. a) A partir de 50 años b) A partir de 60 años c) A partir de 70 años

a) A partir de 50 años

4. El sangrado rectal es un síntoma de cáncer colorrectal, ¿cómo debe ser este?: a) Sangre brillante b) Sangre muy oscura c) Ambas (sangre brillante o muy oscura)

c) Ambas (sangre brillante o muy oscura)

5. Los cambios en hábitos intestinales son otros de los síntomas para cáncer colorrectal, marca los que se relacionan con ellos: a) Diarrea b) Estreñimiento c) Heces más estrechas d) Todos son síntomas

d) Todos son síntomas

6. La debilidad y fatiga son también síntomas de cáncer colorrectal: a) Cierto b) Falso

a) Cierto

7. Consumo semanal de carne roja y procesada que se relaciona con mayor riesgo de cáncer colorrectal: a) Más de 500 g b) Más de 1,000 g c) Más de 2,000 g

a) Más de 500 g

8. Algunos estudios sugieren que consumir 40 mg de __ al día reducen el riesgo de cáncer de colon, sin embargo la evidencia aún es limitada. a) Magnesio b) Selenio c) Vitamina C

c) Vitamina C

9. Realizar menos de ____________ de actividad física está asociada con riesgo de cáncer colorrectal. a) 150 minutos por semana b) 200 minutos por semana c) 250 minutos por semana

a) 150 minutos por semana

10. Hay evidencia convincente de que beber alcohol es causa de cáncer colorrectal en mujeres y hombres. a) Cierto b) Falso c) Depende del tipo de alcohol

a) Cierto

Resultados Participaron en este cuestionario once profesionales de la salud con las siguientes características y respuestas.

Nutriólogas

Médicas

9

2

Diagnóstico Se integraron 2 preguntas referentes a la pruebas de tamizaje y diagnóstico, para lo que respondieron 1. Prueba “estándar de oro” para el diagnóstico oportuno de cáncer colorrectal

Colonoscopia

10

Prueba inmunoquímica fecal

1

2. Prueba no invasiva que utiliza anticuerpos para detectar sangre en heces, no reacciona de forma cruzada con carnes dietéticas.

Colonoscopia

1

Prueba inmunoquímica fecal

5

Test para determinar sangre oculta en heces

5

Respecto a la pregunta 1, puede verse que de forma general el área de la salud identifica la prueba “estándar de oro” para el diagnóstico. Sin embargo hay un desconocimiento en la prueba FIT como una alternativa poco invasiva y con un mejor dato pronóstico. La piedra angular de la detección de cáncer colorrectal es la colonoscopia cada 10 años y la prueba FIT anual. Su uso como medidas primarias de tamizaje proporcionan una detección simple y adaptada a casi todos los entornos. De forma regular la prueba FIT se ofrecerá como la prueba primaria, sin embargo la colonoscopia puede ser considerada de acuerdo a la solicitud de médicos y pacientes (Rex, et al., 2017). Factores de riesgo 3. Edad sugerida para comenzar con la realización de pruebas de riesgo de cáncer colorectal.

A partir de los 50 años

10

A partir de los 60 años

1

Síntomas Respecto a los síntomas, se obtuvo: 4. El sangrado rectal es un síntoma de cáncer colorrectal, ¿cómo debe ser este?:

Sangre muy oscura

5

Sangre brillante

3

Ambas (sangre brillante o muy oscura)

3

Se sabe que en cáncer colorrectal uno de los síntomas es el sangrado rectal con ambas características, brillante, muy oscura o ambas. 5. Los cambios en hábitos intestinales son otros de los síntomas para cáncer colorrectal, marca los que se relación con ellos:

Diarrea

0

Estreñimiento

3

Heces más estrechas

1

Todos son síntomas

7

Se pudo detectar que la diarrea no es síntoma que los profesionales de la salud identifiquen como parte del cáncer colorrectal, lo que puede retardar el diagnóstico oportuno. 6. La debilidad y fatiga son también síntomas de cáncer colorrectal.

Cierto

10

0

1

De forma general se puede concluir que las profesionales de la salud identifican la debilidad y fatiga como un síntoma, síntomas que pueden mejorar el diagnóstico oportuno. Los profesionales de la salud identifican de forma consistente que la edad para comenzar con las pruebas diagnóstico es a los 50 años, sin embargo, como lo recomienda la Sociedad Americana de Cáncer, se sugiere hacerlo a partir de los 45 años por el incremento de la incidencia en población joven. 7. Consumo semanal de carne roja y procesada que se relaciona con mayor riesgo de cáncer colorrectal:

Más de 500 g

3

Más de 1000 g

5

Más de 2000 g

3

Esta respuesta fue una de las más distribuidas, todavía hay un desconocimiento general en el área de la salud respecto al riesgo del consumo de carne roja y procesada, a pesar de toda la difusión que se ha realizado al respecto. De acuerdo a lo anterior, se sabe que de forma general el consumo excesivo (> 500 g a la semana) de carne roja se asocia con un riesgo mayor de desarrollar cáncer colorrectal. El consumo combinado entre carne roja y procesada, mostró un 12% de riesgo elevado por cada 100 gramos por día (WCRF/AICR, 2018). 8. Algunos estudios sugieren que consumir 40 mg de ___________ al día, reducen el riesgo de cáncer de colon, sin embargo la evidencia aún es limitada.

Magnesio

7

Selenio

3

Vitamina C

1

En esta pregunta puede identificarse una amplia heterogeneidad, y que la mayoría de los profesionales de la salud identifican otro micronutrimento como parte de la prevención en cáncer de colon. A pesar de que algunos estudios sugieren que consumir 40 mg de vitamina C[1] al día reducen el riesgo de cáncer de colon, la evidencia aún es limitada (WCRF/AICR, 2018).


[1] Esta cantidad de vitamina C se puede cubrir con verduras y frutas crudas: 3/4 taza de brócoli o 1 pieza de chilaca o 1 chile cuaresmeño o 1/4 de pieza de chile poblano o 1 taza de pimiento, 6 fresas, 1 guanábana chica, 1 guayaba, 1 kiwi, 2 limas, 1 mandarina, 1/2 pieza de mango manila, 1/3 taza de melón, 1 naranja, 1/2 taza de papaya, 1/2 pieza de toronja, 1/4 pieza de zapote negro. 9. Realizar menos de _____________________ de actividad física está asociada con riesgo de cáncer colorrectal.

150 minutos por semana

8

200 minutos por semana

2

250 minutos por semana

1

Algunos estudios refieren que menos de 150 minutos por semana de actividad física moderada está asociado con un 11% de incremento en el riesgo de cáncer colorrectal (Behrens, et al., 2018). Los profesionales de la salud identifican este factor de riesgo de forma consistente. 10. Hay evidencia convincente de que beber alcohol es causa de cáncer colorrectal en mujeres y hombres.

0

3

Cierto

5

Depende del tipo de alcohol

3

Consumir bebidas alcohólicas es una convincente causa de cáncer colorrectal, sobre todo cuando el consumo es alrededor de  2 “tragos” por día, una gran cantidad de alcohol (30g de etanol) (WCRF/AICR, 2018). A pesar de esta información, aún hay controversia respecto a recomendar el consumo de alcohol o no, en el área de la salud. Lo que estará impactando como factor de riesgo para su desarrollo. Identificar síntomas y factores de riesgo de estilo de vida, así como antecedentes familiares por profesionales de la nutrición, apoya en un diagnóstico oportuno para fortalecer la tasa de supervivencia de las personas con cáncer.

Mitos Y Realidades: Ejercicio Y Cáncer Colorrectal

Información para difusión en redes sociales

1. Realidad. Parapacientes sobrevivientes de cáncer colorrectal, tras la quimioterapia, es seguro y efectivo realizar ejercicio aeróbico con indicación por especialista.

En pacientes sobrevivientes de cáncer de colon y recto, que han sobrevivido seis meses sin recurrencia tras la quimioterapia, se ha comprobado la seguridad, viabilidad y la eficacia biológica del ejercicio aeróbico en dosis bajas (150 min/semana) y en dosis altas (300 min/semana) para reducir el riesgo de recurrencia.

2. Falso. Después de haber padecido cáncer colorrectal se debe tener un exceso de grasa o de peso para compensar la desnutrición previa durante la enfermedad.

El exceso de grasa visceral está asociado con un alto riesgo de recurrencia de la enfermedad y mortalidad entre los sobrevivientes de cáncer, por lo que se recomienda realizar un programa estructurado de ejercicio físico indicado por un especialista.

3. Falso. Para pacientes con caquexia cancerosa es riesgoso realizar ejercicio de cualquier tipo.

El ejercicio aeróbico puede restaurar la homeostasis muscular y modular la autofagia en la caquexia (síndrome presente en la mayoría de las personas con cáncer). Esta afirmación enaltece el rol del ejercicio físico como una aproximación potencial para tratar a pacientes oncológicos.

4. Falso. El paciente con cáncer tiene prohibido realizar actividad física durante su tratamiento oncológico.

Se ha demostrado que realizar ejercicio físico, como parte de la terapia nutricional en pacientes con cáncer colorrectal, presenta una reducción en el riesgo de mortalidad.

5. Cierto. La implementación de entrenamiento de alta intensidad para pacientes oncológicos durante su tratamiento, e incluso después del tratamiento oncológico, especialmente en pacientes en donde el tiempo es una limitación, es una alternativa.

El ejercicio de alta intensidad podría mejorar la composición corporal, la absorción de oxígeno y la potencia pico después de cuatro semanas de seguir el programa, por lo que pudiera ser una alternativa para pacientes sobrevivientes de cáncer colorrectal. Debido a la complejidad, se recomienda buscar la indicación del ejercicio por un profesional de la salud especializado en ejercicio terapéutico.

Revisión Argumentativa: Relación Entre El Ejercicio Y El Cáncer Colorrectal

Ejercicio y cáncer colorrectal

El ejercicio físico tiene una serie de efectos biológicos en el organismo que se relacionan con la prevención de algunos tipos de cáncer, como la reducción de concentraciones de insulina, estrógeno y colesterol sérico; ayuda en la prevención de la obesidad y resistencia a la insulina, en la reducción de la inflamación, altera la secreción de bilis y mejora la función del sistema inmunitario, también reduce el tránsito intestinal (Instituto Nacional del Cáncer, 2017, Shaw et al., 2018).

Es clara la relación en la prevención de cáncer de colon y el ejercicio físico, pues diversos estudios concluyen que las personas más activas físicamente presentan menor riesgo de desarrollar cáncer de colon en comparación con las personas poco activas. También hay evidencia de que la actividad física está asociada con un menor riesgo de pólipos en colon (Instituto Nacional del Cáncer, 2017).

Además, se ha estimado que para reducir el riesgo de padecer cualquier tipo de cáncer gastrointestinal es necesario caminar 90 minutos diarios a paso medio (Keum, et al., 2016). Estudios realizados en Singapur y China demostraron que participar en ejercicios de intensidad vigorosa como correr, nadar y labores de trabajo pesado, redujeron cerca de un 15% el riesgo de presentar cáncer colorrectal (Eaglehouse et al., 2017).

Por otro lado, se ha reportado una relación clara entre el sedentarismo y el riesgo de cáncer colorrectal, ya que personas que reportaron estar sentados viendo la televisión tres horas o más, aumentaron el riesgo de la enfermedad (Eaglehouse et al., 2017).

La intención del presente texto es detectar argumentos de valor con fines de educación para la salud en términos de comunicación educativa accesible a todo tipo de público, para usos de difusión y promoción del ejercicio físico como elemento estratégico en la prevención y la terapia nutricional del cáncer colorrectal.

Fuente: Instituto Nacional del Cáncer. (27 de Enero de 2017). El cáncer. Recuperado el 27 de Marzo de 2019, de Actividad física y cáncer: https://www.cancer.gov/espanol/cancer/causas-prevencion/riesgo/obesidad/actividad-fisica-hoja-informativa. Shaw, E. et al. (2018) ‘Effects of physical activity on colorectal cancer risk among family history and body mass index subgroups: a systematic review and meta-analysis’, BMC Cancer. BioMed Central, 18(1), p. 71. doi: 10.1186/s12885-017-3970-5. Keum, N. et al. (2016) ‘Association of physical activity by type and intensity with digestive system cancer risk: Physical activity and digestive system cancer risk’, JAMA Oncol, 2(9), pp. 1146–1153. doi: 10.1001/jamaoncol.2016.0740. Eaglehouse, Y. L. et al. (2017) ‘Physical activity, sedentary time, and risk of colorectal cancer: the Singapore Chinese Health Study.’, European journal of cancer prevention : the official journal of the European Cancer Prevention Organisation (ECP). NIH Public Access, 26(6), pp. 469–475. doi: 10.1097/CEJ.0000000000000369.

I

El ejercicio disminuye la recurrencia de cáncer colorrectal  

En pacientes con cáncer colorrectal en etapa III que han sido tratados con cirugía y con una sobrevivencia de 6 meses tras la quimioterapia, se ha asociado la actividad física con una reducción significativa en la recurrencia y la mortalidad general (Meyerhardt et al., 2006).

Asimismo, se ha comprobado la seguridad, viabilidad y la eficacia biológica del ejercicio aeróbico en dosis bajas (150 minutos por semana) y en dosis altas (300 minutos por semana) en comparación con un seguimiento normal por 6 meses en hombres y mujeres con historia de CCR en etapa I-III (Brown et al., 2016).

Mito o realidad.

Realidad. En pacientes sobrevivientes de cáncer colorrectal tras la quimioterapia es seguro y efectivo realizar ejercicio aeróbico con indicación por especialista.

En pacientes sobrevivientes de cáncer de colon y recto que han sobrevivido 6 meses sin recurrencia tras la quimioterapia se ha comprobado la seguridad, viabilidad y la eficacia biológica del ejercicio aeróbico en dosis bajas (150 min/semana) y en dosis altas (300 min/semana) para reducir el riesgo de recurrencia.

Fuente: Meyerhardt, J. A. et al. (2006) ‘Impact of physical activity on cancer recurrence and survival in patients with stage III colon cancer: Findings from CALGB 89803’, Journal of Clinical Oncology, 24(22), pp. 3535–3541. doi: 10.1200/JCO.2006.06.0863.  Brown, J. C. et al. (2017) ‘Dose-response effects of aerobic exercise on body composition among colon cancer survivors: a randomised controlled trial.’, British journal of cancer. Nature Publishing Group, 117(11), pp. 1614–1620. doi: 10.1038/bjc.2017.339.

II

Grasa visceral, ejercicio y recurrencia de cáncer colorrectal

El exceso de grasa visceral está asociado con un alto riesgo de recurrencia de la enfermedad y mortalidad entre los sobrevivientes de cáncer (Xiao and Ka Shing, 2018).

Los grupos de personas que realizaron ejercicio en dosis bajas y altas perdieron 9.5 y 13.6 cm de tejido adiposo visceral, respectivamente, en 6 meses comparados con el grupo control (Brown et al., 2017).

En una cohorte de 536 sobrevivientes de CCR, cada 5 cm de aumento en la circunferencia de cintura se asoció con un incremento del 8 al 10% en el riesgo de cáncer de colon específico y mortalidad por todas las causas (Haydon et al., 2006).

Los grupos que realizaron ejercicio en dosis bajas y altas, perdieron 1.5 y 4.5 cm de circunferencia de cintura, respectivamente, en 6 meses comparados con el grupo control. Esto permitió sugerir que el ejercicio reduce el tejido adiposo visceral en una manera dosis-respuesta (Brown et al., 2017).

Mito o realidad

Falso. Que después de haber padecido cáncer colorrectal se deba tener un exceso de grasa o de peso para compensar la desnutrición previa durante la enfermedad.

El exceso de grasa visceral está asociado con un alto riesgo de recurrencia de la enfermedad y mortalidad entre los sobrevivientes de cáncer, por lo que se recomienda realizar un programa estructurado de ejercicio físico indicado por un especialista.

Fuente: Xiao, J. and Ka Shing, L. (2018) ‘Visceral adiposity and cancer survival: a review of imaging studies’, Eur J Cancer Care, p. 27. doi: 10.1111/ecc.12611. Brown, J. C. et al. (2017) ‘Dose-response effects of aerobic exercise on body composition among colon cancer survivors: a randomised controlled trial.’, British journal of cancer. Nature Publishing Group, 117(11), pp. 1614–1620. doi: 10.1038/bjc.2017.339. Haydon, A. M. M. et al. (2006) ‘Effect of physical activity and body size on survival after diagnosis with colorectal cancer.’, Gut. BMJ Publishing Group, 55(1), pp. 62–7. doi: 10.1136/gut.2005.068189.   

III

El ejercicio puede prevenir la caquexia en el cáncer colorrectal

La pérdida de músculo con o sin pérdida de grasa magra, con anorexia, inflamación y resistencia a la insulina, es un síndrome característico en personas con cáncer, que es una causa mayor de mortalidad, morbilidad y una pobre calidad de vida. Este síndrome es conocido como caquexia (Fearon et al., 2011).

Se han adoptado varias estrategias terapéuticas en un intento por contrarrestar la caquexia en pacientes oncológicos para mejorar su calidad de vida y aumentar su expectativa de vida. El ejercicio podría contrarrestar la caquexia en cáncer. En estudios con animales, se sabe que la estimulación de la contracción muscular reduce el desgaste muscular (Al-Majid and McCarthy, 2001).

El ejercicio aeróbico y algunos tratamientos farmacológicos pueden restaurar la homeostasis muscular y modular la autofagia en la caquexia cancerosa. Esta afirmación enaltece el rol del ejercicio físico como una aproximación potencial para tratar a pacientes oncológicos (Pigna et al., 2016).

Realizar una actividad con mínimo cinco sesiones semanales, consistentes en treinta minutos de caminata a paso ligero, trae beneficios significativos comparados con una vida sedentaria, aunque dependerá del tipo de tumor, estadio y características individuales de cada persona (Demark-Wahnefried, 2006).

Mito o realidad

Falso. En pacientes con caquexia cancerosa es riesgoso realizar ejercicio de cualquier tipo.

El ejercicio aeróbico puede restaurar la homeostasis muscular y modular la autofagia en la caquexia (síndrome presente en la mayoría de las personas con cáncer). Esta afirmación enaltece el rol del ejercicio físico como una aproximación potencial para tratar a pacientes oncológicos.

Fuente. Fearon, K. et al. (2011) ‘Definition and classification of cancer cachexia: an international consensus.’, The Lancet. Oncology. Elsevier, 12(5), pp. 489–95. doi: 10.1016/S1470-2045(10)70218-7. Al-Majid, S. and McCarthy, D. O. (2001) ‘Resistance Exercise Training Attenuates Wasting of the Extensor Digitorum Longus Muscle in Mice Bearing the Colon-26 Adenocarcinoma’, Biological Research For Nursing. Sage PublicationsSage CA: Thousand Oaks, CA, 2(3), pp. 155–166. doi: 10.1177/109980040100200301. Pigna, E. et al. (2016) ‘Aerobic Exercise and Pharmacological Treatments Counteract Cachexia by Modulating Autophagy in Colon Cancer’, Scientific Reports. Nature Publishing Group, 6(1), p. 26991. doi: 10.1038/srep26991. Demark-Wahnefried, W. (2006) ‘Cancer survival: time to get moving? Data accumulate suggesting a link between physical activity and cancer survival.’, Journal of clinical oncology : official journal of the American Society of Clinical Oncology. NIH Public Access, 24(22), pp. 3517–8. doi: 10.1200/JCO.2006.06.6548.

IV

Ejercicio en pacientes con cáncer colorrectal

Cada incremento de actividad física de 5, 10 o 15 MET[1] – hora por semana posterior al diagnóstico- fue asociado con una reducción del 15%, 28% y 38% de riesgo de mortalidad total, respectivamente (Schmid and Leitzmann, 2014).

Estudios han demostrado que realizar el equivalente aproximado de 150 minutos de ejercicio físico moderado por semana, después del diagnóstico de cáncer, se asoció con una reducción del riesgo total de mortalidad del 28% entre sobrevivientes de cáncer colorrectal (Schmid and Leitzmann, 2014).

Pacientes que realizaron 6 o más horas por semana de caminata a un ritmo moderado, presentaron una reducción en el riesgo de mortalidad por todas las causas (Meyerhardt et al., 2006).


[1] MET es la unidad de medida del índice metabólico. Cuando una persona realiza un ejercicio a una intensidad de 5 MET, significa que se ejercitó a una intensidad 5 veces mayor de lo que hace en reposo. Debido a la complejidad, se recomienda la indicación del ejercicio por un profesional de la salud especializado en ejercicio terapéutico.

Mito o realidad

Falso. El paciente con cáncer tiene prohibido realizar actividad física durante su tratamiento oncológico.

Se ha demostrado que realizar ejercicio físico como parte de la terapia nutricional en pacientes con cáncer colorrectal, presenta una reducción en el riesgo de mortalidad.

Fuente: Schmid, D. and Leitzmann, M. F. (2014) ‘Association between physical activity and mortality among breast cancer and colorectal cancer survivors: a systematic review and meta-analysis’, Annals of Oncology. Oxford University Press, 25(7), pp. 1293–1311. doi: 10.1093/annonc/mdu012. Meyerhardt, J. A. et al. (2006) ‘Impact of physical activity on cancer recurrence and survival in patients with stage III colon cancer: Findings from CALGB 89803’, Journal of Clinical Oncology, 24(22), pp. 3535–3541. doi: 10.1200/JCO.2006.06.0863.

[1] MET es la unidad de medida del índice metabólico. Cuando una persona realiza un ejercicio a una intensidad de 5 MET, significa que se ejercitó a una intensidad 5 veces mayor de lo que hace en reposo. Debido a la complejidad, se recomienda la indicación del ejercicio por un profesional de la salud especializado en ejercicio terapéutico.

V

Entrenamiento de alta intensidad en pacientes con cáncer colorrectal

De acuerdo a estudios, parece ser que en pacientes con cáncer colorrectal, el entrenamiento de alta intensidad provoca mejoras en la condición física y en la evolución del paciente. La implementación de entrenamiento de alta intensidad para pacientes oncológicos durante su tratamiento podría ser recomendable incluso después del tratamiento oncológico, especialmente en pacientes en donde el tiempo es una limitación (Mugele et al., 2019).

El ejercicio de alta intensidad se refiere a periodos cortos de ejercicio a altas intensidades intercalando descansos activos de baja intensidad en un tiempo aproximado de treinta minutos. Este tipo de ejercicio podría mejorar la composición corporal, la absorción de oxígeno y la potencia pico después de cuatro semanas de seguir el programa, por lo que pudiera ser una alternativa para pacientes sobrevivientes de cáncer colorrectal (Devin et al., 2016).

Mito o realidad

Cierto. La implementación de entrenamiento de alta intensidad para pacientes oncológicos durante su tratamiento, e incluso después del tratamiento oncológico, especialmente en pacientes en donde el tiempo es una limitación, es una alternativa.

El ejercicio de alta intensidad podría mejorar la composición corporal, la absorción de oxígeno y la potencia pico después de cuatro semanas de seguir el programa, por lo que pudiera ser una alternativa para pacientes sobrevivientes de cáncer colorrectal. Debido a la complejidad, se recomienda la indicación del ejercicio por un profesional de la salud especializado en ejercicio terapéutico.

Fuente: Mugele, H. et al. (2019) ‘High-intensity interval training in the therapy and aftercare of cancer patients: a systematic review with meta-analysis’, Journal of Cancer Survivorship. doi: 10.1007/s11764-019-00743-3. Devin, J. L. et al. (2016) ‘The influence of high-intensity compared with moderate-intensity exercise training on cardiorespiratory fitness and body composition in colorectal cancer survivors: a randomised controlled trial’, Journal of Cancer Survivorship, 10(3), pp. 467–479. doi: 10.1007/s11764-015-0490-7.

Mitos Y Realidades: Obesidad Y Cáncer Gástrico/Colorrectal

Información para difusión en redes sociales

1. Falso. La grasa corporal en la obesidad es un tejido inactivo donde sólo se acumulan calorías en forma de grasa.

La grasa corporal en personas con obesidad está considerada como un órgano, donde además se producen hormonas relacionadas con algunos tipos de cáncer.

2. Falso. Una persona fumadora con obesidad ¿elimina el riesgo de cáncer colorrectal si deja el cigarro?;  si alguien tiene sobrepeso pero nunca ha fumado, ¿tiene menos riesgo de padecer cáncer colorrectal?

El cigarro es igualmente peligroso que la obesidad para desarrollar cáncer colorrectal.

3. Cierto. Algunas personas con problemas severos de obesidad pueden vivir sin complicaciones de salud durante toda su vida y podrían desarrollar cáncer debido a expresiones genéticas celulares provocadas por una proteína gracias al exceso de grasa.

A pesar de haber casos de obesidad metabólicamente sana, aun es altamente complejo definir genéticamente si conlleva riesgo para desarrollar cáncer. La recomendación internacional sigue siendo controlar el peso para disminuir el riesgo de cáncer.

4. Cierto. Se ha demostrado menos riesgo de cáncer gástrico y colorrectal en ususarios de metformina para el tratamiento de la obesidad o la diabetes.

El uso de la metformina en casos de obesidad y diabetes parece proteger al ADN de daño celular, esto a su vez previene procesos inflamatorios previos al desarrollo de ciertos tipos de cáncer, entre ellos el gástrico y colorrectal.

5.1 Cierto. La deficiencia de vitamina D se ha presentado en casos de obesidad y también de cáncer colorrectal.

5.2 Falso. Todas las personas con deficiencia de vitamina D padecen cáncer colorrectal si tienen obesidad.

La deficiencia de vitamina D es común en personas obesas con cáncer de colon y recto.  Son necesarios nuevos estudios sobre si la suplementación de vitamina D podría proteger contra la proliferación de células cancerígenas.

REVISIÓN ARGUMENTATIVA SOBRE LA RELACIÓN ENTRE OBESIDAD Y CANCER GÁSTRICO Y COLORRECTAL

Obesidad y cáncer gástrico y colorrectal

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, “obesidad” se define como una acumulación anormal o excesiva de grasa potencialmente perjudicial para la salud. Una forma aceptable de estimar la obesidad es a través del índice de masa corporal (IMC), esto es, el peso de una persona en kilogramos distribuidos por cada metro cuadrado de superficie corporal_. Una persona con un IMC igual o superior a 30, es considerada obesa. La obesidad está reconocida como riesgosa para enfermedades crónicas como diabetes, dislipidemia, hipertensión, apnea del sueño, osteoartritis, ovario poliquístico, infertilidad, enfermedad isquémica, falla congestiva cardíaca, trombosis venosa profunda, embolias pulmonares y diferentes tipos de cáncer (OMS, 2011).

Desde 1979, estudios epidemiológicos y meta-análisis han demostrado consistentemente que el incremento del IMC está asociado con algunos tipos de cáncer tanto en hombres como en mujeres.

El presente documento se refiere a cáncer gastrointestinal como un tumor formado en el revestimiento del aparato digestivo. El tubo gastrointestinal forma parte del aparato digestivo cuyas funciones son digestión, absorción de nutrientes, asimilación y eliminación de materiales de desecho. El tubo gastrointestinal está compuesto por estómago, intestino delgado en sus tres componentes: duodeno, yeyuno e íleon, así como, colon y recto (NIH, 2018).

La obesidad ha alcanzado proporciones de pandemia. The Lancet, ha publicado a inicios del 2019 un reporte especial dedicado a los temas específicos de la obesidad mundial frente a nuevos desafíos del planeta, por un lado, las enfermedades incurables y por otro, el calentamiento global. A la conjunción de varias epidemias se le denomina sindemia, lo cual urge a todas las instancias relacionadas con la salud a un abordaje integral, así como un replanteamiento radical de los modelos de negocio cuando se trata de obesidad, a fin de disminuir las causas y consecuencias prevenibles del contexto actual de la salud. 

Dado el incremento tanto de la obesidad como de la prevalencia de cáncer a nivel internacional, el presente documento presenta algunas correlaciones con base en evidencia técnica y científica de la relación existente entre la obesidad y el cáncer gastrointestinal, de manera particular cáncer gástrico y cáncer colorrectal.

La intención de este texto es detectar argumentos de valor con fines de educación para la salud en términos de comunicación educativa accesible a todo tipo de público, y para usos de difusión y promoción de la prevención en cáncer gástrico y colorrectal.

I

Hormonas producidas en tejido adiposo de personas con obesidad relacionadas con cáncer colorrectal

Los depósitos de grasa en el cuerpo han dejado de ser considerados solamente como un almacén de energía. Estudios recientes han confirmado que conforme aumenta el tamaño de la masa grasa, adquiere nuevas funciones endócrinas, es decir, otras capacidades para liberar hormonas involucradas en procesos de impacto negativo a la salud. De manera particular se han detectado algunas hormonas como intermediarias entre la obesidad y el cáncer colorrectal.

El tejido adiposo es más activo de lo pensado. La leptina y la adiponectina son hormonas producidas en el tejido adiposo dedicadas a la regulación del balance energético corporal, y protagónicas en la producción de células cancerígenas.

Leptina. Algunos estudios encontraron niveles elevados de leptina en personas con obesidad y cáncer colorrectal, aunque paradójicamente, otros encontraron lo contrario. A pesar de esas diferencias, hay consenso en que un bajo nivel de expresión de la leptina en personas con cáncer colorrectal está relacionado con un mejor pronóstico. Asimismo, fueron encontrados receptores de leptina en células de cáncer colorrectal tanto en tumores como en pólipos y en mucosas cercanas al tumor. Estos hallazgos podrían significar que la leptina estimula el crecimiento de las células previas al cáncer de colon. Finalmente, es probable también que el crecimiento de células cancerígenas se deba a la leptina en combinación con otros factores ambientales.  

Adiponectina. En niveles normales, la adiponectina es favorable para el metabolismo de los azúcares, pero se encuentra disminuida en personas con obesidad comparada con personas sin obesidad. El incremento de la incidencia de cáncer colorrectal y los niveles bajos de adiponectina circulante en sangre, están relacionados aún después de haber perdido peso y haber corregido la resistencia a la insulina. Existen evidencias respecto al efecto inhibidor de cáncer colorrectal por la adiponectina debido a un efecto anti-proliferativo de dichas células. La adiponectina es capaz de contrarrestar la multiplicación de cierto tipo de células de grasa, mismas que podrían ser responsables del crecimiento acelerado de un tumor canceroso. En términos generales, la adiponectina es capaz de controlar la producción de sustancias responsables de procesos inflamatorios comunes en cáncer de colon y recto.

Mito o realidad

Falso. La grasa corporal en la obesidad es un tejido inactivo donde sólo se acumulan calorías en forma de grasa.

La grasa corporal en personas con obesidad está considerada como un órgano, donde además son producidas hormonas relacionadas con algunos tipos de cáncer.

Fuente: Gilberto Paz-Filho, et al, (2011) “Associations between adipokines and obesity-related cancer”, Frontiers in Biosciences, UK, Num 16, pp. 1634-1650; y en Ivana Vucenik y Joseph P. Stains, (2012) “Obesity and cancer risk: evidence, mechanism, and recommendations”, Annals of the New York Academy of Sciences, pp. 37-43.

II

La obesidad superará al tabaquismo como el factor de riesgo más peligroso para cáncer de colon en los próximos años

El cáncer relacionado con la obesidad contribuye al 14% de la mortalidad por cáncer en los hombres y al 20% en las mujeres de Estado Unidos. Los roles específicos relacionados con el cáncer para el aumento de células Th17, células reguladoras T reducidas, macrófagos pro-inflamatorios y otros subtipos infiltrantes de células inmunes en el tejido adiposo, y su interferencia relacionada con el cáncer y con el metabolismo en la obesidad, son muy poco conocidos.

De seguir así, la tendencia de obesidad dentro de las dos décadas siguientes se estiman de 500 a 620 mil nuevos casos de cáncer atribuibles a la obesidad. Existe un tema de preocupación para países como México y otros en América Latina y África: de acuerdo a la Sociedad Americana de Oncología Clínica, la obesidad causa efectos desproporcionados en ciertos grupos étnicos, socioeconómicos y geográficos, donde la desigualdad limita el acceso a la comida saludable, la actividad física e incapacita a la población a tomar decisiones saludables.

En el Reino Unido sólo una de cada siete personas conoce la relación entre obesidad y cáncer, sin embargo, conforme avanza la ciencia se describen con mayor precisión los mecanismos cancerígenos derivados del exceso de grasa. La preocupación de la salud pública mundial radica en la falta de difusión sobre la relación entre el sobrepeso y el cáncer, como lo es entre el tabaco y el cáncer. Cabe mencionar que hay más personas obesas que fumadoras en el mundo, y de seguir así, la grasa corporal excesiva será más dañina comparada con el cigarro.

Mito o realidad

Falso. Una persona fumadora con obesidad ¿elimina el riesgo de cáncer colorrectal si deja el cigarro? ; si alguien tiene sobrepeso pero nunca ha fumado, ¿tiene menos riesgo de padecer cáncer colorrectal?

El cigarro es igualmente peligroso que la obesidad para desarrollar cáncer colorrectal.

Fuente: Colditz GA, Wolin KY, Gehlert S. “Applying what we know to accelerate cancer prevention”. Sci Transl Med. 2012; Num. 4, Vol. 127 pp.  y Calle EE, Rodriguez C, Walker-Thurmond K, Thun MJ. “Overweight, obesity, and mortality from cancer in a prospectively studied cohort of U.S. adults”, N Engl J Med. 2003; Num 348, pp. 1625–1638. También en Jennifer A. Ligibel, et al, (2014), “American Society of Clinical Oncology Position Statement on Obesity and Cancer”, Journal of Clinical Oncology, Vol.  32, Num  31, pp. 3568-3574.

III

Existe una proteína -presente o ausente- en personas con obesidad, la cual  tiene una expresión genética relacionada con el cáncer

El Centro de Investigación sobre Cáncer se encuentra en la Escuela de Medicina dentro de la Universidad de Boston, Estado Unidos. Un grupo de estudiosos liderados por la doctora Anna Belina y el doctor Gerald Denis, llevaron a cabo una compleja investigación genética sobre el comportamiento de ciertas proteínas comunes en personas con obesidad, con el fin de detectar cuáles mecanismos en la expresión genética podrían desencadenar otras enfermedades, entre ellas el cáncer.

Existen evidencias para afirmar que el exceso de grasa en una persona podría desencadenar procesos inflamatorios celulares parecidos a los provocados por enfermedades graves pero inexistentes, esto a su vez, implica una respuesta del sistema inmunológico. Una de las principales complicaciones metabólicas de la obesidad es la resistencia a la insulina, como antesala de diabetes, así como alteraciones en colesterol, triglicéridos y presión arterial. De ahí la relación entre la obesidad tipo II y la aparición de diabetes.

Vale la pena resaltar los hallazgos sobre las diferencias entre personas con obesidad, pues algunas son metabólicamente sanas a pesar del sobrepeso. Dichas diferencias radican en la expresión genética provocada por una proteína conocida como Bromadomains. El grupo científico detectó que la Bromadomains provoca una expresión genética inflamatoria responsable de las anormalidades metabólicas, pero también de ciertos tipos de cáncer. Así pues, han continuado las investigaciones para tratar de inhibir dicha proteína en personas con obesidad a fin de prevenir otras enfermedades graves.

Mito o realidad

Cierto. Algunas personas con problemas severos de obesidad pueden vivir sin complicaciones de salud durante toda su vida, y podrían desarrollar cáncer debido a expresiones genéticas celulares provocadas por una proteína gracias al exceso de grasa.

A pesar de haber casos de obesidad metabólicamente sana, aun es altamente complejo definir genéticamente si conlleva riesgo para desarrollar cáncer. La recomendación internacional sigue siendo controlar el peso para disminuir el riesgo de cáncer.

Fuente. Belkina A.C., Denis G.V., “BET domain co-regulators in obesity, inflammation and cáncer”, Nature Reviews Center, 2014, Num. 12, pp. 465-477

IV

La metformina, utilizada como medicamento para obesidad y diabetes, parece proteger contra algunos tipos de cáncer

Dos grupos de investigadores de Irán e Italia lograron una revisión extensa de literatura para encontrar si el medicamento llamado metformina, tiene efectos biológicos antiinflamatorios cuya acción protege en particular contra ciertos tipos de cáncer.  Este grupo médico, a cargo del doctor Najafi Masoud, inicia la investigación a partir de identificar los mecanismos a través de los cuales la metformina actúa para controlar la obesidad y la diabetes. Según cifras actualizadas al 2018, más de 120 millones de pacientes en el mundo utilizan metformina como un medicamento aprobado por las autoridades sanitarias internacionales. Gracias al efecto de la metformina es posible bajar las concentraciones de glucosa, pero tiene otros efectos biológicos: antiinflamatorios, y otros protectores del hígado, corazón, oído y del riñón. Además, la metformina tiene actividades “anticáncer”; elimina radicales libres, así como algunas especies tóxicas derivadas de radiaciones y quimioterapias.

Luego de analizar los mecanismos epigenéticos, fue posible identificar cómo la metformina tenía un efecto protector contra cáncer en personas con obesidad y diabetes según la dosis y el tiempo de duración. En pacientes con cáncer de mama, pulmón, páncreas e hígado. También se logró detectar evidencia sobre la disminución en pacientes oncológicos que vivían con diabetes.

Un meta-análisis del 2018 conducido por Michael Ashmalla, del Departamento de la División de Endocrinología de la Universidad Estatal de Nueva York, encontró relación entre el uso de la metformina y la disminución de malignidades en tracto digestivo,  a su vez reportaron un riesgo significativamente bajo de cáncer gástrico en usuarios de metformina, especialmente después de dos años de duración. Otros investigadores hallaron asociación entre el uso de metformina en diabetes y una reducción en carcinomas colorrectales.

El papel de la obesidad en el incremento de los casos de cáncer colorrectal cada vez está más documentado, sin embargo, es necesario apoyar nuevos estudios donde no sólo midan el impacto de la pérdida de peso para evitar cáncer, sino el efecto de otro tipo de tratamientos como el uso de metformina.

Mito o realidad

Cierto. Se ha demostrado menos riesgo de cáncer gástrico y colorrectal en ususarios de metformina para el tratamiento de la obesidad o la diabetes.

El uso de la metformina en casos de obesidad y diabetes parece proteger al ADN de daño celular, esto a su vez previene procesos inflamatorios previos al desarrollo de ciertos tipos de cáncer, entre ellos el gástrico y colorrectal.

Fuente: Ashmalla M, Youssef I, Yacoub M, Jayarangaiah A, Gupta N, et al., (2018) “Obesity, diabetse and gastrointestinal malignancy: the role of metformin and other anti-diabetic therapy”, Global Journal of Obesity and Metabolic Syndrom, Num. 5, Vol. 2, pp.008 – 014, y Masoud Najafi, Mohsen Cheki, Saeed Rezapoor, Ghazale Geraily, et al., “Metformin: prevention of genomic instability and cáncer: A review” (2018), Mutat Res Gen Tox En, pp. 1- 8.

V

Los niveles bajos de vitamina D en personas con obesidad podrían estar relacionados con el cáncer colorrectal

Existen tres condiciones posiblemente relacionadas entre sí: obesidad, niveles bajos de vitamina D y cáncer colorrectal.

Estudios consistentes confirman la relación entre los bajos niveles de vitamina D circulante en sangre de personas con obesidad. En México esta relación comienza a representar un problema de salud pública, aunque ha tenido una baja difusión social comparada con la atención en el combate al sobrepeso. Por otro lado, la obesidad también ha mostrado ser factor de riesgo para sufrir cáncer colorrectal de manera consistente. Ahora bien, para profesionales de la investigación surgen preguntas válidas sobre la posible vinculación de la obesidad y el cáncer colorrectal a través de los niveles de vitamina D circulante.

De acuerdo a los hallazgos de un grupo investigador en el Reino Unido, luego de hacer una revisión de 7 meta-análisis, confirman que a mayor Índice de Masa Corporal (IMC) mayor incidencia de cáncer colorrectal. Al considerar el lugar específico de localización del tumor, hallaron una relación más fuerte del IMC con cáncer rectal.

La deficiencia de Vitamina D que contribuye con el 16 al 20% en la incidencia de cáncer o la mortalidad por algunos tipos específicos de cáncer, ha sido documentada por investigadores, sin embargo, esta incidencia ha tenido una evidencia menos fuerte.

Un primer documento del 2014 profundizó una búsqueda de la participación de vitamina D en la aparición de cáncer en personas con obesidad. Luego de una revisión bajo la metodología de meta-análisis, la deficiencia de vitamina D sólo se relacionó con el cáncer colorrectal en personas con obesidad. Un segundo documento del 2019 encontró a pacientes con cáncer colorrectal con procesos celulares anormales relacionados con la información del ADN donde la vitamina D está involucrada, ya que su deficiencia podría contribuir en el proceso del desarrollo o la aparición del tumor.

Mito o realidad

Cierto. La deficiencia de vitamina D se ha presentado en casos de obesidad y también de cáncer colorrectal.

Falso. Todas las personas con deficiencia de vitamina D padecen cáncer colorrectal si tienen obesidad.

La deficiencia de vitamina D es común en personas obesas con cáncer de colon y recto.  Son necesarios nuevos estudios sobre si la suplementación de vitamina D podría proteger contra la proliferación de células cancerígenas.

Fuente: Daniel Castellano-Castillo, Sonsoles Morcillo, Ana B. Crujeiras, Lidia Sánchez-Alcoholado, Mercedes Clemente-Postigo, Esperanza Torres, Francisco José Tinahones and Manuel Macias-Gonzalez, (2019) “Association between serum 25- hydroxyvitamin D and global DNA methylation in visceral adipose tissue from colorectal cancer patients”, Research Article, BMC Cancer, Vol.19, Núm. 93, pp. 1-7 y en, Thurkaa Shanmugalingam,, et al, (2014) “Obesity and cancer: the role of vitamin D”, BMC Cancer  Num 14, Vol., 712, pp. 14

CUESTIONARIO DE FACTORES DE RIESGO ALIMENTARIO EN CÁNCER GÁSTRICO Y DE COLÓN-RECTO

Cáncer gástrico

El cáncer gástrico es el quinto cáncer más común en el mundo y la tercer causa más común de muerte por cáncer. En 2012 hubo aproximadamente 952,000 casos diagnosticados a nivel global, contabilizando el 6.8% de todos los cánceres. Es el tercer cáncer más común en mortalidad. Cuando el diagnóstico de cáncer gástrico se realiza en etapa temprana aumenta a 63% la tasa de supervivencia de 5 años (WCRF/AICR, 2018).

El cáncer de estómago suele diferenciarse de acuerdo al sitio anatómico de origen (WCRF/AICR, 2018):

Cáncer en cardias: cuando se localiza cerca de la unión gastro-esofágica. Se ha incrementado en todo el mundo. Es 3 veces más común en hombres que en mujeres.

Cáncer no-cardias: cuando se localiza en la porción baja del estómago. Es más prevalente a nivel global.

Los factores de riesgo relacionados con cáncer gástrico son:

Sexo

La incidencia de cáncer gástrico es mayor en hombres que en mujeres (WCRF/AICR, 2018), (Gallaway, et al., 2018), (American Cancer Society, 2017). El cáncer de estómago es dos veces más común en hombres que en mujeres (McCullough, et al., 2001).

Edad

La tasa de cáncer gástrico aumenta como incrementa la edad, a partir de los 50 años; sin embargo hay un repunte cuando la edad es >80 años. La mayor asociación de tabaco con cáncer gástrico es en personas mayores de 70 años (Gallaway, et al., 2018), (American Cancer Society, 2017).

Infección de Helicobacter pylori

Las personas con infección con Helicobacter pylori tienen una mayor probabilidad de desarrollar cáncer gástrico en comparación con las personas que no están infectadas (Ford AC, et al., 2015). La infección crónica ha sido clasificada como cancerígena para humanos por The International Agency for Research on Cancer (WCRF/AICR, 2018). La gastritis crónica[1], lleva a una atrofia gástrica y una metaplasia intestinal, lo que contribuye al proceso carcinogénico en la mayoría de los casos de cáncer gástrico. La erradicación del Helicobacter pylori al parecer podría reducir la incidencia de cáncer gástrico en personas asintomáticas sanas, sin embargo se requieren más estudios que comprueben este efecto (Ford AC, et al., 2015).


[1]La gastritis crónica es una inflamación inespecífica de la mucosa gástrica, su evolución es progresiva y larga. El agente principal es la infección por Helicobacter pylori siendo la más común (Aguilar-Martínez, 2003).

Uso de tabaco

Tanto fumadores actuales como antiguos tienen mayor riesgo de cáncer de estómago comparado con las personas quienes nunca han fumando. El riesgo es mayor en hombre que en mujeres. Se tienen estudios que indican que usar “tabaco sin humo[1]” también incrementa el riesgo de cáncer gástrico (WCRF/AICR, 2018). El riesgo de cáncer de estómago incrementa con el número de cigarros fumados por día (más de 20 cigarros por día) y la duración del hábito de fumar (más de 40 años), por otro lado el riesgo disminuye a medida que aumenta el tiempo desde que se deja de fumar (10 años o más) (Gallaway, et al., 2018), (Praud, et al., 2016).


[1]Tabaco sin humo incluye el tabaco masticado.

Consumo de bebidas alcohólicas

El alcohol fue clasificado como cancerígeno por el The International Agency for Research on Cancer Algunos estudios concluyen que incrementar diario 12.5g de alcohol (cerca de 1 “trago[1]” por día) se asoció con un 4% de aumento en el riesgo de cáncer gástrico; beber cerveza o licor fue asociado con cáncer de estómago, mientras que beber de forma moderada o leve vino, no incrementó el riesgo (Peng-Liang, Fang-Tao, Bao-Cheng, & Fu-Nan, 2017).

Consumir una gran cantidad de alcohol (45g al día = 3 “tragos” por día), probablemente causa cáncer gástrico. El incremento en el riesgo es mayor en hombres, y es independiente de fumar o no (WCRF/AICR, 2018).

Beber en exceso (más de 6 “tragos” por día) eleva el 50% de riesgo de tener cáncer gástrico, en comparación con las personas que nunca han bebido; incluso hay una fuerte asociación entre cáncer de estómago y beber más de 4 “tragos” diarios (Ferro, et al., 2018).


[1] El Instituto Nacional de Abuso del Alcohol y Alcoholismo (NIAAA por sus siglas en inglés), define un “trago” estándar como aquel que contiene 14g de alcohol puro, lo que equivale a 44ml (1.5 onzas) de bebidas destiladas, o 148ml (5 onzas) de vino, o 355ml (12 onzas) de cerveza regular (LoConte, et al., 2018).

Sobrepeso y obesidad

La obesidad es caracterizada por un estado de inflamación crónica, lo que incrementan la producción de factores proinflamatorios, que puede promover el desarrollo de cáncer. Los estudios muestran que hay una asociación significativa a partir de un IMC mayor de 26kg/m2 y cáncer de estómago siendo directamente proporcional; es decir hay mayor riesgo de padecerlo cuando se tiene sobrepeso comparado con un peso sano y aún mayor cuando se tiene obesidad en comparación con sobrepeso, medido con IMC (WCRF/AICR, 2018), (Avgerinos, et al., 2018), (Calle & Kaaks, 2004).

Se encontró una asociación entre obesidad y un alto riesgo de metaplasia intestinal y atrofia gástrica (lesiones precursoras del cáncer estomacal), siendo más evidente en adultos menores de 40 años (Ryu, et al., 2019).

Diversas investigaciones han encontrado que la hiperglucemia y la hipercolesterolemia son factores de riesgo para la displasia gástrica, específicamente glucosa en ayuno de 100 – 125 mg/dl, elevación del colesterol total (>240 mg/dl) y c-LDL de 130 – 159 mg/dl. En un estudio realizado en China, se observó que el cáncer gástrico se relacionó con IMC > 25kg/m2, hipertensión y diabetes en hombres; mientras que en mujeres la relación fue con c-HDL bajo, hipertensión y diabetes (Li, et al., 2018).

Alimentos conservados en sal

El alto consumo de sal se ha relacionado con daño en la mucosa gástrica, y con una asociación positiva con cáncer de estómago. Un consumo de sal moderadamente alto se relaciona con 41% de riesgo de cáncer gástrico comparado con un bajo consumo de sal (D’Elia, et al., 2012). El consumo elevado de alimentos salados es un importante factor de riesgo para desarrollar cáncer de estómago, puede incrementar hasta un 70% de riesgo (Kurosawa, et al., 2006), (Ngoan, et al., 2002), (Tsugane, et al., 2004), (WCRF/AICR, 2018).

Diversos estudios encontraron que aumenta el 9% de riesgo de cáncer gástrico por cada 20 gramos por día de verduras conservadas en sal (se refiere a verduras en salmuera o en salsa de soya o encurtidas en vinagre). Un alto consumo de alimentos encurtidos en vinagre (escabeche) y pescado salado muestran una relación positiva con cáncer gástrico. El consumo de pescado salado (pescado salado, seco, ahumado o procesado) incrementa en un 24% el riesgo de cáncer de estómago cuando el consumo es muy alto, en comparación con un bajo consumo (D’Elia, et al., 2012), (WCRF/AICR, 2018).

[1] El Instituto Nacional de Abuso del Alcohol y Alcoholismo (NIAAA por sus siglas en inglés), define un “trago” estándar como aquel que contiene 14g de alcohol puro, lo que equivale a 44ml (1.5 onzas) de bebidas destiladas, o 148ml (5 onzas) de vino, o 355ml (12 onzas) de cerveza regular (LoConte, et al., 2018).

Carne asada, ahumada y procesada

Un alto consumo de carne procesada (conservada en sal, ahumada o fermentada) se relacionó con la incidencia y riesgo de cáncer gástrico, debido al contenido de compuestos precursores con los que son preparados  (D’Elia, et al., 2012), (Ngoan, et al., 2002), (Khan, et al., 2004), (González, et al., 2006). En un estudio realizado en Estados Unidos, las mujeres que consumieron jamón al menos dos veces por semana, se asoció con el incremento de muerte por cáncer de estómago en comparación con quienes no lo consumían (McCullough, et al., 2001). Datos obtenidos de un estudio realizado en mujeres suecas, se encontró que el aumento en el consumo de carne procesada, incrementa el riesgo de cáncer gástrico (Larsson, et al., 2006). Comer 50 gramos de carne procesada al día, incrementa un 18% de riesgo de presentar cáncer de estómago (WCRF/AICR, 2018).

La evidencia muestra que la carne asada y a las brasas, incrementa el riesgo de cáncer gástrico cuando el consumo es alto (WCRF/AICR, 2018).

Bajo consumo de fruta

Los flavonoides tienen un efecto antioxidante que puede inhibir la actividad cancerígena, regularmente se encuentran en verduras y frutas. Un bajo consumo de fruta (menos de 45 gramos) por día, se relaciona con un riesgo incrementado de cáncer gástrico; el riesgo disminuye cuando el consumo es mayor de 140 gramos por día (WCRF/AICR, 2018).

Algunos estudios mostraron una reducción del 24% de riesgo de desarrollar cáncer de estómago por cada 100 gramos de frutas cítricas consumidas por día; tal acción podría ser a que son buena fuente de vitamina C que podría inhibir la formación cancerígena (WCRF/AICR, 2018).

De forma general, un consumo de 600 gramos por día de verduras y frutas (verdes, amarillas y crucíferas) se observó la mayor reducción de algunos tipos de cáncer (Rabassa, 2017).

En lo referente a las verduras, en un estudio realizado en Estados Unidos, se observó en hombres que el consumo de calabaza y zanahoria consumido al menos tres veces por semana se asoció con la reducción en el riesgo de cáncer de estómago comparado con quienes no las consumían (McCullough, et al., 2001).

Cuestionario para identificar el riesgo alimentario para cáncer gástrico.

Criterio

Pregunta

Puntaje

Sexo

Mujer = 0Hombre = 1

 

Edad

Menor o igual a 49 años = 0De 50 a 79 años = 1Mayor o igual 80 años = 2

 

Infección por Helicobacter pylori

Sin gastritis crónica por Helicobacter pylori = 0Gastritis crónica por Helicobacter pylori ya erradicada = 1Con gastritis crónica por Helicobacter pylori sin tratamiento = 2

 

Tabaquismo

NO fumador = 0Fumar de 1 a 19 cigarros al día o haber dejado de fumar desde hace 10 años o más = 1Fumar 20 o más cigarros al día o haber dejado de fumar hace 9 años o menos = 2

 

Llevar entre 1 a 39 años de fumador o fumadora = 1Haber fumado 40 años o más = 2

 

 

Bebidas alcohólicas

NO bebedor o bebedor ocasional = 0Beber de 1 a 4 “tragos” por día = 1Beber 5 o más “tragos” por día = 2

 

Peso corporal

Peso saludable (IMC < 24.9 kg/m2) = 0Sobrepeso (IMC 25.0 – 29.9 kg/m2) = 1Obesidad (IMC > a 30 kg/m2) = 2

 

Productos salados

Comer alimentos en salmuera, en vinagre o encurtidas, pescado salado o productos salados < 2 veces por mes o nunca = 0Comer alimentos en salmuera, en vinagre o encurtidas, pescado salado o productos salados de 1 a 4 veces por semana = 1Comer alimentos en salmuera, en vinagre o encurtidas, pescado salado o productos salados > 5 veces por semana = 2

 

Carne procesada

Comer < 50g de carne procesada, menos de 3 veces por mes = 0Comer > 50g de carne procesada 1 vez por semana = 1Comer > 50g de carne procesada diario o dos veces por semana = 2 50g de carne procesada = 2 rebanadas de jamón de pavo o cerdo o 1 salchicha o 2 rebanadas de mortadela o 50g de chorizo o longaniza o tocino.

 

Fruta

Comer > 140g de fruta al día = 0Comer entre 45 y 139 gramos de fruta al día = 1Comer < 45g de fruta al día = 2 En promedio 140g de fruta = 1 taza de melón, papaya, sandía, piña, zarzamora, fresa o 2 piezas de manzana, mandarina, naranja, kiwi, toronja, durazno, perón, plátano o 1 pieza de pera, mango, zapote o 4 piezas de chabacano, ciruela criolla, granada china, guayaba, higo, lima, tejocote, tuna

 

Sumatoria total

 

 

Interpretación del puntaje

  • 0 = riesgo muy bajo de desarrollar cáncer gástrico, se recomienda continuar con un estilo de vida saludable.
    • 1 – 4 = riesgo moderado de desarrollar cáncer gástrico, se recomienda iniciar con la modificación de estilo de vida y atender la gastritis crónica por Helicobacter pylori (en caso necesario).
    • > 5 = riesgo elevado de desarrollar cáncer gástrico, en caso de tener más de 50 años, se sugiere asistir a consulta médica para una revisión a profundidad.

Recomendaciones generales sobre estilo de vida para la prevención de cáncer gástrico:

  • Erradicar Helicobacter pylori lo antes posible.
    • Dejar de fumar y beber bebidas alcohólicas.
    • Mantener un peso saludable (IMC < 24.9 kg/m2).
    • Evitar alimentos en salmuera, vinagre, encurtidos y salados (verduras, pescado, carne).
    • Evitar embutidos de todo tipo (cerdo, res, pollo, vegetales).
    • Comer 400g de verduras y frutas todos los días.

Cáncer colorrectal

El cáncer colorrectal es el tercer cáncer más común en el mundo y la cuarta causa más común de muerte por cáncer. La tasa de supervivencia es del 90% cuando es diagnosticado en etapas tempranas. Es el tercer tipo de cáncer más común en hombres y el segundo en mujeres a nivel mundial. Anualmente causa cerca de 694,000 muertes en todo el mundo (WCRF/AICR, 2018).

Los factores de riesgo relacionados con cáncer gástrico son:

Uso de tabaco

Fumar 40 cigarros (2 paquetes) por día incrementa el riesgo de cáncer colorrectal en un 40% y casi duplica el riesgo de morir por esta causa (WCRF/AICR, 2018). El riesgo aumenta de acuerdo al consumo diario de cigarros (40 cigarros por día) y el tiempo de fumar (40 años de duración) (Gallaway, et al., 2018), (Liang, et al., 2009). Fumar 1 paquete (20 cigarros) al día durante 50 años o fumar 2 paquetes por día durante 25 años tiene un riesgo alto de desarrollar pólipos adenomatosos comparado con las personas que nunca han fumado (Botteri, et al., 2008). Hombres que fuman 20 cigarros por día, tienen un alto riesgo de cáncer colorrectal (Tsoi, et al., 2009).

Consumo de embutidos y carne roja

Comer 50 gramos de carne procesada al día incrementa el 16% de riesgo de desarrollar cáncer colorrectal. Por carne procesada se entiende cualquier carne que ha sido ahumada, curada, salada o se le han agregado conservadores químicos (embutidos) (WCRF/AICR, 2018).

Cocinar carne a altas temperaturas resulta en la formación de sustancias que están relacionadas con el desarrollo de cáncer de colón y recto. Comer 100g de carne roja (res, cerdo, cordero y cabra) al día aumenta el 17% de riesgo de desarrollar cáncer colorrectal (WCRF/AICR, 2018).

El consumo combinado entre carne roja y procesada, mostró un 12% de riesgo elevado por cada 100 gramos por día (WCRF/AICR, 2018).

Otro factor que eleva el riesgo de cáncer colorrectal es el hierro hemínico contenido en los alimentos de origen animal (carne roja, pescado, pollo), su absorción es mucho mayor (20 y 30% en comparación con no-hemínico) (Forrellat-Barrios, et al., 2000). En algunos estudios se ha visto un riesgo incrementado cuando se consume más allá de 0.6 miligramos de hierro hemínico por día (WCRF/AICR, 2018). La concentración de hierro hemínico en la carne, en promedio es de 1.4 mg por 100g de carne (Turner & Lloyd, 2017), es decir en 45g de carne hay 0.6 mg de hierro hemínico.

Alto consumo de bebidas alcohólicas

El reporte de World Cancer Research Fund / American Institute for Cancer Research (AICR) encontró evidencia convincente de que beber alcohol es causa de cáncer colorrectal tanto en hombres como en mujeres (LoConte, et al., 2018). Se sabe que consumir 10 – 12.5 gramos (poco menos de 1 “trago[1]”) de etanol por día muestra un 7% de incremento en el riesgo de cáncer colorrectal (WCRF/AICR, 2018), (Fedirko, et al., 2011).

Consumir bebidas alcohólicas es una convincente causa de cáncer colorrectal, sobre todo cuando el consumo es alrededor de  2 “tragos” por día  una gran cantidad de alcohol (30g de etanol) (WCRF/AICR, 2018).

Se tienen datos que sugieren que el riesgo de cáncer puede reducirse cuando se ha dejado de beber alcohol después de un largo tiempo (> 20 años), sin embargo se requiere más investigación al respecto (LoConte, et al., 2018).


[1] El Instituto Nacional de Abuso del Alcohol y Alcoholismo (NIAAA por sus siglas en inglés), define un “trago” estándar como aquel que contiene 14g de alcohol puro, lo que equivale a 44ml (1.5 onzas) de bebidas destiladas, o 148ml (5 onzas) de vino, o 355ml (12 onzas) de cerveza regular (LoConte, et al., 2018)

Sobrepeso y obesidad

La obesidad ha sido asociada con un alto riesgo de cáncer colorrectal en hombres y mujeres (Calle & Kaaks, 2004). Diferentes investigaciones han encontrado que la obesidad se asocia de 7% a 60% de riesgo de cáncer colorrectal en comparación con las personas con un peso sano (Ma, et al., 2013). El riesgo de cáncer colorrectal aumenta con el incremento en el Índice de masa corporal (IMC), sin embargo la asociación es más fuerte por encima de 27 kg/m2 (WCRF/AICR, 2018).

El exceso de peso en la niñez y en la adultez temprana ha sido asociada con cáncer de colon en mujeres. Ganar peso durante la adultez se relaciona con cáncer colorrectal especialmente en hombres (Avgerinos, et al., 2018).

Inactividad física

Una intensa actividad física puede prevenir el cáncer, debido a la reducción del tejido adiposo y la resistencia a la insulina, lo que disminuye la inflamación crónica, hormonas sexuales y factores de crecimiento, que a su vez mejora la resistencia al estrés oxidativo y el daño al DNA (Behrens, et al., 2018).

Las conductas sedentarias (ver televisión, usar computadora, estar acostado, manejar autos) se asociaron con un incremento en el riesgo de cáncer colorrectal, así como tiempos prolongados de estar sentado se asociaron con 40 – 60% de riesgo, en hombres se observó que pasar más de 8 horas sentado, tiene una asociación positiva con cáncer colorrecta (Rangul, et al., 2018), . Algunos estudios refieren que menos de 150 minutos por semana está asociado con un 11% de incremento en el riesgo de cáncer colorrectal (Behrens, et al., 2018).

Al comprar el tiempo diario de ver la televisión, se asoció con un alto riesgo de cáncer colorrectal y un tiempo prologando; el punto de corte utilizado fue de 2 horas por día. Otro dato obtenido, es por cada 2 horas diarias adicionales de ver la televisión se asocia un 7% de incremento para el riesgo de cáncer colorrectal (Ma, et al., 2017). Otra investigación concluye que incrementar 14 horas por semana se asoció con el 11% de riesgo de adenoma colorrectal (precursor del cáncer colorrectal) (Cao, et al., 2015).

[1] El Instituto Nacional de Abuso del Alcohol y Alcoholismo (NIAAA por sus siglas en inglés), define un “trago” estándar como aquel que contiene 14g de alcohol puro, lo que equivale a 44ml (1.5 onzas) de bebidas destiladas, o 148ml (5 onzas) de vino, o 355ml (12 onzas) de cerveza regular (LoConte, et al., 2018)

Bajo consumo de verduras (sin almidón) y frutas

Varios estudios muestran reducción de 6% del riesgo de cáncer colorrectal por un consumo diario de 200g de leche de vaca (1 vaso). También hay reportes sobre un consumo elevado de calcio de los alimentos y la reducción del riesgo de cáncer colorrectal (por lo menos 200 mg/día), los lácteos son la principal fuente de calcio dietético. El queso es el producto lácteo que muestra la evidencia más débil (WCRF/AICR, 2018).

En un estudio realizado en mujeres en Noruega, se encontró que consumir más de 240ml de leche de vaca (entera, semidescremeda, descremada) es un factor protector contra cáncer de colón (Bakken, et al., 2018).

Bajo consumo de leche de vaca

Varios estudios muestran reducción de 6% del riesgo de cáncer colorrectal por un consumo diario de 200g de leche de vaca (1 vaso). También hay reportes sobre un consumo elevado de calcio de los alimentos y la reducción del riesgo de cáncer colorrectal (por lo menos 200 mg/día), los lácteos son la principal fuente de calcio dietético. El queso es el producto lácteo que muestra la evidencia más débil (WCRF/AICR, 2018).

En un estudio realizado en mujeres en Noruega, se encontró que consumir más de 240ml de leche de vaca (entera, semidescremeda, descremada) es un factor protector contra cáncer de colón (Bakken, et al., 2018).

[1] Verduras y frutas verdes: hojas (espinaca, acelga, verdolaga, lechuga, quelites), calabaza, brócoli, ejotes, espárragos.

[1] Verduras y frutas blancas: cebolla, ajo, coliflor, champiñones, poro, manzana y pera (sin cáscara), plátano.

[1] Esta cantidad de vitamina C se puede cubrir con verduras y frutas crudas: 3/4 taza de brócoli o 1 pieza de chilaca o 1 chile cuaresmeño o 1/4 de pieza de chile poblano o 1 taza de pimiento, 6 fresas, 1 guanábana chica, 1 guayaba, 1 kiwi, 2 limas, 1 mandarina, 1/2 pieza de mango manila, 1/3 taza de melón, 1 naranja, 1/2 taza de papaya, 1/2 pieza de toronja, 1/4 pieza de zapote negro.

Cuestionario para identificar el riesgo alimentario para cáncer colorrectal.

Criterio

Pregunta

Puntaje

Tabaquismo

NO fumador = 0Fumar de 1 a 39 cigarros al día o 35 paquetes por año o haber fumado durante 20 años = 1Fumar 40 o más cigarros al día o 60 paquetes por año o haber fumado durante 40 años = 2

 

Bebidas alcohólicas

NO bebedor o bebedor ocasional = 0Beber 1 “trago” por día = 1Beber 2 “tragos” por día = 2

 

Peso corporal

Peso saludable (IMC < 24.9 kg/m2) = 0De IMC 25.0 – 27.4 kg/m2 = 1De IMC > a 27.5 kg/m2 = 2

 

Carne y embutidos

Comer < 50g de carne procesada diario o alguna vez a la semana = 0Comer > 50g de carne procesada 1 vez por semana o cada tercer día = 1Comer > 50g de carne procesada diario = 2 50g de carne procesada o embutidos = 2 rebanadas de jamón de pavo o cerdo o 1 salchicha o 2 rebanadas de mortadela o 50g de chorizo o longaniza o tocino.

 

Comer menos de 45g de cualquier carne (pollo, res, cerdo, pescado) diario = 0Comer 45g o más de cualquier carne (pollo, res, cerdo, pescado) diario = 1

 

 

Inactividad física

Realizar > 150 minutos de actividad física moderada a la semana = 0Realizar < 150 minutos de actividad física moderada a la semana = 1

 

Ver la televisión < de 2 horas al día o < de 14 horas a la semana = 0Ver la televisión > de 2 horas al día o > 14 horas a la semana = 1

 

 

Verduras y frutas

Comer > 400g de verduras y frutas al día = 0Comer entre 101 y 399 gramos de verduras y frutas al día = 1Comer < 100g de verduras y frutas al día = 2 En promedio 1 taza de verduras son 100g; 1 pieza de fruta como manzana, mandarina, naranja son 100g y frutas pequeñas como guayaba o ciruela son 2 piezas.

 

Comer por lo menos 1 verdura o fruta con vitamina C al día = 0Comer menos de 1 verduras o fruta con vitamina C al día o comerla menos de 5 veces a la semana = 1 Verduras y frutas con vitamina C = 3/4 taza de brócoli o 1 pieza de chilaca o 1 chile cuaresmeño o 1/4 de pieza de chile poblano o 1 taza de pimiento, 6 fresas, 1 guanábana chica, 1 guayaba, 1 kiwi, 2 limas, 1 mandarina, 1/2 pieza de mango manila, 1/3 taza de melón, 1 naranja, 1/2 taza de papaya, 1/2 pieza de toronja, 1/4 pieza de zapote negro.

 

 

Leche de vaca

Beber > 200g (1 vaso) de leche* de vaca entera, semidescremada o descremada al día = 0Beber < 200g (1 vaso) de leche de vaca al día = 1Beber leche de vaca deslactosada o sin lactosa = 1 *Quedan excluidas bebidas de avena, arroz, amaranto, soya, almendra.

 

Sumatoria total

 

 

Interpretación del puntaje

  • 0 = riesgo muy bajo de desarrollar cáncer de colorrectal, se recomienda continuar con un estilo de vida saludable.
    • 1 – 3 = riesgo moderado de desarrollar cáncer colorrectal, se recomienda iniciar con la modificación de estilo de vida, en especial iniciar la actividad física y reducir las horas de ver televisión.
    • > 4 = riesgo elevado de desarrollar cáncer colorrectal, en caso de tener más de 50 años, familiares con antecedentes de cáncer de colon y haber tenido pólipos se sugiere realizar una prueba de sangre oculta en heces.

Recomendaciones generales sobre estilo de vida para la prevención de cáncer colorrectal:

  • Dejar de fumar y beber bebidas alcohólicas.
    • Mantener un peso saludable (IMC < 24.9 kg/m2).
    • Evitar embutidos de todo tipo (cerdo, res, pollo, vegetales).
    • Comer menos de 500g de carne roja al día.
    • Comer 400g de verduras y frutas todos los días.
    • Realizar más de 150 minutos por semana de ejercicio moderado o 75 minutos de ejercicio intenso.
    • Ver la televisión y realizar actividades sedentarias menos de 2 horas al día.
    • Comer más de 400g de verduras y frutas al día. Incluir por lo menos 1 fruta cítrica diario.
    • Beber 1 vaso de leche de vaca descremada o semidescremada al día.

Referencias para cáncer gástrico:

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    • American Cancer Society. (2017 de 14-Diciembre). Causas, factores de riesgo y prevención. Revisado 2019 de 05-Febrero desde ¿Cuáles son los factores de riesgo de cáncer de estómago?: https://www.cancer.org/es/cancer/cancer-de-estomago/causas-riesgos-prevencion/ factores-de-riesgo.html#escrito_por
    • Avgerinos, K. I., Spyrou, N., Mantzoros, C. S., & Dalamaga, M. (2018). Obesity and Cancer Risk: Emerging biological mechanisms and perspectives. Metabolism Clinical and Experimental.
    • Calle, E. E., & Kaaks, R. (2004). Overweight, obesity and cancer: epidemiological evidence and proposed mechanisms. Nature Reviews , 4, 579-591.
    • D’Elia, L., Rossi, G., Ippolito, R., Cappuccio, F. P., & Strazzullo, P. (2012). Habitual salt intake and risk of gastric cancer: A meta-analysis of prospective studies. Clinical Nutrition , 31, 489-498.
    • Ferro, A., Morais, S., Rota, M., Pelucchi, C., Bertuccio, P., Bonzi, R., et al. (2018). Alcohol intake and gastric cancer: Meta-analyses of published data versus individual participant data pooled analyses (StoP Project). Cancer Epidemiology , 54, 125-132.
    • Ford AC, Forman D, Hunt R, Yuan Y, Moayyedi P. Helicobacter pylori eradication for the prevention of gastric neoplasia. Cochrane Database of Systematic Reviews 2015, Issue 7. Art. No.: CD005583. DOI: 10.1002/14651858.CD005583.pub2
    • Gallaway, S. M., Henley, J. S., Steele, B. C., Momin, B., Thomas, C. C., Jamal, A., et al. (2018). Surveillance for Cancers Associated with Tobacco Use – United States, 2010-2014. In U. D. Prevention, MMWR Surveil Summ (Vol. 67, pp. 1-18). Atlanta: Centers for Disease Control and Prevention.
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    • World Cancer Research Fund/American Institute for Cancer Research. Continuous Update Project Expert Report 2018. Diet, nutrition, physical activity and stomach cancer. Available at dietandcancerreport.org

Referencias para cáncer colorrectal:

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    • Behrens, G., Gredner, T., Stock, C., Leitzmann, M. F., Brenner, H., & Mons, U. (2018). Cancers due to excess weight, low physical activity, and unhealthy diet. Medicine , 115, 578-85.
    • Botteri, E., Iodice, S., Raimondi, S., Maisonneuve, P., & Lowenfels, A. B. (2008). Cigarette Smoking and Adenomatous Polyps: A Meta-analysis. Gastroenterology , 134, 388-395.
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